Dino Frediani es un autodidacta que ha sabido abrirse paso en el mercado de las gemas de color y de la joyería en los últimos diez años a golpe de experiencias y de formación especializada, en la que se ha sumergido recientemente con el programa de diseño 3D, Matrixgold. Sus principales mercados son los anglosajones a los que vende, prácticamente todo, a través de Instagram.
Sin una vinculación familiar o profesional con las joyas o a las gemas, ¿Cómo entras en este mundo?
Estamos hablando de entorno al 2008. Yo estaba estudiando fotografía cuando entré en contacto con una persona que necesitaba fotos de gemas para poner en marcha una empresa de venta online, especialmente a través de Ebay. Él tenía un socio, José Cabré, ya conocido en el mundo de las gemas y de las subastas. Pero al final, de hacer fotos, me involucré más y me puse también a vender piedras hasta que decido dejar mis estudios para volcarme al 100% en este negocio.
Unos años más tarde y por diferentes circunstancias se separaron nuestros caminos y yo continué con Cabré para montar la empresa Cadingemstore SL. Allí sí que empezamos a crecer y llegamos a ser 5-6 trabajadores, en la calle Aragón de Barcelona. Pero el negocio estaba basado en las subastas y el portal de venta Ebay iba en declive. Fue a raíz de aquello cuando empecé a vender a través de las redes sociales. De hecho, hoy día prácticamente el 90% de las ventas vienen por Instagram, exceptuando a los clientes conocidos desde hace años.
¿Cuándo empiezas a plantearte dar un paso al frente y dedicar más tiempo a la joya?
En realidad se debió a dos circunstancias. Por un lado el diseño siempre me había apasionado y además había clientes que me pedían directamente joyas. Y por el otro lado, el tema de las gemas de Brasil, que era mi principal proveedor, ha decaído extraordinariamente en los últimos años. Cada vez es más difícil comprar allí como mayorista.
¿Cómo es eso?
Porque no hay tanta mercancía como antes, la oferta está muy restringida. Por ejemplo, si necesitaba 100 turmalinas de determinadas características a nivel mayorista, ahora es imposible conseguirlas. Para mis propias joyas sí cuento allí con los contactos adecuados, pero no para proveer piedras. Hay mucha demanda y la producción ha bajado muchísimo. Además de las innumerables trabas burocráticas para exportar se da la circunstancia de que el comprador chino prácticamente se queda con todo. Incluso ponen a alguien a vivir delante de la mina y cada vez que sale algo se lo llevan.
Pero también te provees en otros mercados como Tailandia, ¿no es así?
Sí, para joyería, pero como proveedor de piedras (y especializado en venta online) ese mercado está muy trillado. Ya hay mucha gente que lo hace muy bien desde allí, vendiendo directamente a través de Facebook, Instagram etc.
Si entiendes del mercado es un buen sitio para ir personalmente pero con un presupuesto que te permita apretar un poco a los vendedores. Y, tampoco hay problema si no conoces el mercado in situ ya que allí está mucho más normalizado. En Brasil no, y juego con esa baza.
«Mis principales clientes están en EE.UU, Canadá y Australia. En España, aunque en los últimos años ha mejorado, falta muchísima cultura de gemas de color»
Con estas dificultades empiezas a plantearte crear tus propios diseños bajo la marca de joyería Moustier. ¿Cuándo decides añadir a tu trabajo como mayorista el de diseñador?
Efectivamente. Primero hice unas pruebas en Tailandia pero fue un chasco. Me salió mal. Al principio te presentan unos acabados y una calidad correctos pero cuando le haces el pedido y te llega, la calidad es terrible. Luego probé en otros lugares pero tampoco acabé satisfecho.
Por ello decido formarme en diseño 3D y establecer contactos con talleres directamente en Barcelona. Fue entonces cuando conocí a Chesco Díaz e hice la formación básica de Matrixgold, que me ha cambiado por completo la forma de trabajar.
Además lo que valoro de él es que su trabajo no se enfoca sólo a cómo funciona la herramienta, sino a cómo encontrar las fórmulas para que el joyero pueda trabajar. Estamos continuamente buscando la manera de optimizar el diseño y el trabajo del artesano. Y sin duda ninguna, hoy en día, la empresa que quiera ser sostenible económicamente debe usar 3D.
Ya con una herramienta de diseño 3D profesional como Matrix Gold, ¿Cuál es tu dinámica de trabajo?
Normalmente empiezo por observar la gema que tengo entre manos. Y cuando me enamoro de una piedra, entonces desarrollo el dibujo a mano, de una forma abstracta. En otras ocasiones el cliente te da un concepto y a partir de ahí arrancas con todo lo demás.
He visto en que la mayor parte de tus diseños la piedra de color es la estrella.
Si, ese es el valor añadido que junto al diseño doy a mis clientes. Y básicamente con la turmalina de Brasil. También trabajo con aguamarinas u otras gemas en algún momento, pero la estrella es la turmalina y casi siempre en oro de 14 quilates, que es lo que demanda el público norteamericano, mis principales clientes. El 18 quilates lo ven como algo premium, así que lo reservo para piezas especiales.
«La producción de gemas en Brasil ha bajado muchísimo pese a la alta demanda. Además de las innumerables trabas burocráticas para exportar, el comprador chino está prácticamente acaparando todo el mercado«
¿No trabajas con el mercado español a día de hoy?
Muy rara vez. Mis principales clientes, con diferencia, están en Estados Unidos, Canadá y Australia. De hecho, en el despacho de calle Aragón recibía 1 visita nacional por cada 100 extranjeras. Incluso haciendo ferias en España o París… allí mismo vendía a través del móvil más al mercado americano que en la propia feria. En EE.UU gustan las piedras, las conocen y les gusta lucirlas… pero en España aunque en los últimos años ha mejorado, falta muchísima cultura de gemas de color.
¿Qué tipo de joyería realizas y en qué gama de precios?
Me gusta dar un toque personal y un tipo de joyería donde prime el diseño y, por supuesto, el color de las piedras. Tengo colecciones como Único, más compleja y extravagante; o Shura donde busco el equilibrio entre lo sencillo y elegante con un toque de diseño. Y es quizás la colección que mas trabajo me ha dado ya que la sencillez y que no quede en algo vago es lo más difícil. En cuanto a la gama de precios me muevo desde los 500 y los 2.000 euros en general.
Más información y contacto:
https://instagram.com/cadingems
https://instagram.com/moustierjewelry
