Por Manuel Llopis | A un joyero le ofrecen dos diamantes de talla brillante de 3,08 ct F-VS2 y 4,07 ct. F-VS1 de muy buena calidad de color, talla y pureza. El que los ofrece solo hace de mensajero del propietario de las piedras, que está en otra ciudad.
El joyero, que además es gemólogo, observa las piedras y ve que llevan una inscripción láser en el filetín del laboratorio GIA y procede a sacar una copia de cada certificado. El mensajero no tiene ni idea de lo que está viendo, su misión es entregar y cobrar.
PUBLICIDAD
El joyero comprueba los pesos de las piedras y son los correctos, pero introduce las piedras en un detector de diamantes del Tipo IIa y la alarma naranja se enciende y sabiendo que sólo un 2% de los diamantes naturales son de ese tipo, qué casualidad que ambos diamantes indiquen lo mismo.
Ante su asombro, manda las piedras a nuestro laboratorio. En MLLOPIS realizamos las comprobaciones de peso, pureza, color y fluorescencia y prácticamente todo coincide con los datos de los certificados. También comprobamos las piedras con un detector D-Screen y lo mismo, son del Tipo IIa. Esto llama mucho nuestra atención. A continuación realizamos una observación entre polarizadores cruzados y vemos claramente el patrón de interferencia columnar en las dos piedras. Este patrón es la huella que deja el método de síntesis CVD en los diamantes producidos por este sistema.
Finalmente la última comprobación es la de escanear las piedras con un proporcionímetro Sarin para tener claro que no son las piedras del certificado GIA, si no más bien que han hecho unas replicas de ese certificado sobre un diamante sintético CVD. La picaresca no tiene limites, gente sin escrúpulos para defraudar. Afortunadamente el joyero estaba formado e informado, lo que le ha salvado de una estafa colosal.

El escaneado con láser nos da unas mediciones muy exactas, incluso mas que las de un calibrador. La diferencia entre las medidas de estas piedras con las del certificado original, la diferencia en los porcentajes de proporciones con respecto al certificado original, el patrón columnar entre polarizadores cruzados y la lectura con un screener, no dejan lugar a duda de que querían cometer una estafa y de que son diamantes sintéticos producidos por el método CVD.
PUBLICIDAD
Hay gente que para defraudar no tiene limites, han buscado dos piedras sintéticas de similares características a los del certificado GIA y les han grabado el mismo numero de inscripción.

Por suerte un joyero con formación gemológica y con prudencia en la compra no ha sido víctima de la estafa y se ha ahorrado muchos miles de euros. Esto no es un hecho aislado, esto sucederá en numerosas ocasiones. ¿Están ustedes preparados? Sean prudentes y ante la duda exijan un certificado o la comprobación de las piedras en un laboratorio gemológico.
Manuel Llopis es el director del Laboratorio MLLOPIS.
PUBLICIDAD