Los medios generalistas vuelven a generar confusión en el mercado de la joyería y las gemas. En este caso ha sido la revista Clara.es, editada por RBA, la que pone de manifiesto algunas ‘barbaridades’ en relación con los zafiros. Especialmente en cuanto a su precio.
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Es lo que tiene no asesorarse por profesionales acreditados ni buscar fuentes fidedignas. El artículo publicado recientemente desglosa las características de la gema y especialmente sus propiedades ‘curativas’ y esotéricas a modo de repaso histórico a lo largo de las diferentes culturas.
Aunque en el aspecto físico y óptico no hay ningún error destacable sí entra en un aspecto absolutamente delirante cuando la autora habla de su precio y además trata de compararlo con el de los diamantes. Estas son algunas de las afirmaciones:

«Las piedras más limpias y con la saturación adecuada (de 1 a 2 quilates pueden llegar a costar entre 250 y 300 euros«.
Una afirmación rotundamente errónea pues en el caso en que la gema cuente con esas características y sin entrar en más detalle, cualquier profesional sabe que el precio por quilate supera ampliamente los varios miles de euros, en función de su calidad, y además depende en gran medida de si cuenta, o no, con tratamientos.
Eso por no hablar de las cifras astronómicas de determinadas piedras que llegan a subasta.
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Pero la comparativa con los diamantes es aún más rocambolesca:

«El zafiro es una de las piedras que son algo más caras que el diamante» afirma la autora del artículo. En este caso desconocemos también qué tipo de comparativa ha realizado y al tratarse de gemas completamente diferentes la comparativa es, de base, errónea.
Este tipo de afirmaciones no hacen sino crear confusión en el consumidor y generar una apariencia de ‘engaño’ a quienes honestamente trabajan en esta industria
En todo caso, si tomamos como referencia un diamante de un quilate, talla round, color D y pureza IF, ya estamos hablando de una cifra en el entorno de los 20.000 dólares. Una cantidad absolutamente estratosférica si la comparamos con los pocos cientos de euros a los que se refiere el artículo. Y eso sin entrar en los diamantes de color cuyos precios se disparan en función de la calidad y la tonalidad de la gema.
Ponemos el foco en este tipo de artículos, elaborados presuntamente en base a búsquedas en Google y Wikipedia por autores que desconocen y que además no tienen el interés ni el rigor que se le presupone a los periodistas, pues al final repercuten en el profesional.
Seguiremos denunciando.
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