Por Luis Vallés | En Asia central, en el actual Uzbekistán, nos encontramos la ciudad de Bujara que visité hace algunos años pudiendo disfrutar de agradables sorpresas como la extensa colección de objetos esmaltados en su Museo de Arte.
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Bujara, con 2.500 años de antigüedad, fue un paso clave en la Ruta de la Seda como sitio de intercambio comercial entre Oriente y Occidente. Por ella circularon mercancías de todo tipo, como las sedas de China, los productos de lujo de la India y los metales europeos.

Testimonio de todo ello son los recintos abovedados en los cruces de las calles, con galerías anexas, en las que hay comercios y talleres de artesanos como la denominada Taki-Zargaron (Cúpula de los orfebres). Un bazar cubierto en el que aún hay anticuarios en los que se pueden ver joyas con esmaltes del s. XIX.
Por esta capital pasaron numerosos pueblos a lo largo de su historia. Algunos de ellos practicaron o tuvieron conocimiento del bello arte del esmalte y se pudo establecer la práctica de este oficio en la ciudad.

Durante siglos diferentes civilizaciones dejaron su huella en la ciudad:
- Los persas conquistaron esta zona en el 530 a.C., denominándola la satrapía.
- Durante el S.IV d.C. aparecieron los hunos enfrentándose al dominio persa.
- El Islam se impuso en el 709 d.C. con los Omeyas, que conquistaron Bujara y Samarkanda.
- En el año 1220 d.C. los mongoles conquistan Bujara.
- Los uzbekos llegaron en el S.XV y tuvieron el poder hasta el S.XIX,
- Rusia también la conquistó, aunque Bujara conservó su propia administración hasta 1919, año en el que la revolución Bolchevique convirtió a Bujara en una república socialista soviética, y, durante esa época probablemente se perdería la práctica del esmaltado.
La técnica predominante es el excavado, realizado con cinceles talladores para conseguir los rebajes que están esmaltados con colores transparentes en la mayoría de las piezas
Esta urbe fue un importante centro de producción de arte en la que se practicaba el esmaltado al fuego desde la antigüedad. Se conservan piezas que así lo atestiguan en diferentes lugares del mundo. Sirva de ejemplo el museo de arte islámico de Berlín, donde encontramos un plato de plata cincelada y dorada de 875ª de ley, con esmaltes del s. X d.C. como podemos ver bajo estas líneas.

Por su parte en la propia ciudad de Bujara se conserva una copa de plata dorada de 1000ª de ley, con decoraciones islámicas esmaltadas, con la técnica del excavado, en color rojo opaco, datado en el año 1200:

Cerca de 400 piezas conservadas
En el museo de arte de Bujara podemos ver una extensa colección de objetos y joyas esmaltadas. De las aproximadamente 400 piezas expuestas, la mayoría pertenecieron al último emir. Se trata de servicios de té, cocina y mesa: copas, salseras, vasos, etc. También encontramos condecoraciones, brazaletes, cinturones, cajas, y útiles para fumar. Todos están realizados en plata dorada de 875ª – 1000ª milésimas de ley.
La técnica predominante es el excavado, realizado con cinceles talladores para conseguir los rebajes que están esmaltados con colores transparentes en la mayoría de las piezas, aunque en algunas de ellas se ha esmaltado con colores opacos. Estas piezas llevan engarzadas numerosas piedras preciosas como diamantes, rubíes y turquesas.

La riqueza y calidad de las técnicas empleadas por la escuela de Bujara eran exclusivas de esta región del Asia central. Estos objetos esmaltados se hacían en la época en la que gobernaban los emires, que valoraban estos bellos objetos artísticos en los que el esmalte era protagonista.
El tipo de esmaltado que se utilizaba en Bujara es muy similar al usado en la India mongola de los siglos XVI, XVII y XVIII, en objetos y joyas de plata y oro.
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Esmalte celular
En Uzbekistán también encontramos piezas de joyería esmaltada, principalmente de la región de Khorzem. Realizadas con la técnica del esmalte celular con colores opacos, los hilos que configuran las celdillas son de sección cilíndrica y trenzados, el esmalte queda, así, debajo del nivel del hilo y éste no se roza.

Con esta técnica se confeccionaban pendientes, pectorales, cinturones y las piezas del enjaezado de los caballos. Las joyas de este tipo que se pueden ver en los museos de Samarkanda y Tasken son de los siglos XIX y XX. Esta técnica es similar a la utilizada en Rusia para la decoración de objetos en este mismo período.
En la actualidad la técnica de grabado sobre metal, realizada con cinceles talladores, se sigue utilizando en Uzbekistán y en Irán para la decoración de objetos, aunque hoy en día no se aplica esmalte en estas piezas, ya que el esmaltado ha caído en desuso.
A pesar de esto, hay una esperanza depositada en un orfebre en Tasken (capital del Uzbekistan) que trata de recuperar la técnica del esmaltado.
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