Un bon vivant, un manirrota… un auténtico crápula. No son pocos los adjetivos con los que se podría definir al quinto marqués de Anglesey, Henry Paget, quien dilapidó en tan sólo cinco años la fortuna heredada de su padre en 1875 y que estaba valorada en 75 millones de libras actuales, incluidas propiedades familiares en varios condados de Inglaterra.
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De todos los gastos generados en su vida licenciosa sólo queda una tiara en platino engastada con más de 100 quilates de diamantes y que venderá próximamente la sala londinense Hancocks, tras exhibirla durante las celebraciones del Jubileo de Platino de la Reina.
El lujoso estilo de vida del conocido en la época como ‘Marqués Danzante’ tuvo un precio: declarado en bancarrota en 1904 con deudas que ascendían a 544.000 libras esterlinas (equivalente a 60 millones de libras esterlinas de la actualidad), Paget se vio obligado a vender sus tesoros en una subasta de 40 días de 17.000 lotes, antes de abandonar el Reino Unido hacia Monte Carlo, donde murió un año después de tuberculosis, con solo 29 años.
La pieza se salvó porque antes de la bancarrota había pasado a manos de uno de sus primos, también marqués, pero con una cabeza algo más asentada que la de su familiar.
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