Después de apenas cinco años de actividad, desde que la compañía iniciase las operaciones en 2027 y con la pandemia de por medio, la mina de rubíes y zafiros rosas operada por la compañía Greenland Ruby al suroeste de Groenlandia está definitivamente cerrada, pese a que su vida útil se estimaba en unos diez años.
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Pero la actividad ya se había detenido a comienzos de este año por “motivos de cuidado y mantenimiento”. Entonces ya despidió a 30 trabajadores y posteriormente finiquitó a los siete restantes, según un medio local groenlandés.
Ese mismo medio informó el mes pasado que la mina acumulaba una deuda de 509 millones de coronas danesas, lo que equivale a unos 68 millones de euros al tipo de cambio actual.
Apuesta por la sostenibilidad
La mina llamó la atención de los principales medios internacionales del sector por ser la única que operaba en las difíciles condiciones de Groenlandia y por hacerlo además en un área extremadamente protegida bajo la legislación ambiental de Dinamarca, de quien depende el territorio.
Esta política era precisamente uno de los puntos fuertes en una estrategia de marketing de la compañía que se basaba principalmente en la sostenibilidad de las gemas que extraían. La mina contaba con todas las acreditaciones internacionales correspondientes, entre ellas las de ISO o el Consejo de Joyería Responsable.
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¿Los motivos del cierre?
Oficialmente que la producción en el sitio no había cumplido con las expectativas durante el último año. Extraoficialmente y, según fuentes cercanas a la directiva a las que ha tenido acceso este Diario, la mina era rentable, pero la “falta de entendimiento entre el consejo de administración y la dirección operativa de la compañía han provocado su quiebra”.
Desde la empresa indican que aún se puede comprar el stock disponible que se tallaba en Tailandia.