¿Cómo definirías tu estilo y cómo ha evolucionado a lo largo de los 25 años que llevas dedicada de forma profesional?
Yo creo que lo que marca mi estilo es una búsqueda conceptual pero también emocional y de una libertad creativa que intenta apartarse del prejuicio de lo que tiene que ser una joya, combinado con una contención realista para lograr un resultado comercializable:
Empecé con diseños de plata y esmalte de lo más fresco junto a mi hermano Alex y con ayuda de los talentos familiares creando la marca Haro Bosch, en un momento en que se vendía todo, no dábamos abasto.
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Hasta que hubo un poco de declive en 2008 y se nos ocurrió elevar el nivel de las piezas, haciendo pequeñas aplicaciones de oro e incorporando alguna gemas naturales o fundiéndolo con esmalte al fuego, esto atrajo un tipo de público que tocada por la crisis buscaba una joyería distinta más barata que la alta joyería pero que tuviera una calidad de acabados y buen diseño para poder ofrecer en sus tiendas, había gente que no la entendía y sin embargo le gustaba. Yo creo que en esencia hay una libertad que se percibe, una joyería que llega a través de la emoción y de los sentidos.
Otro punto de inflexión es el momento en que anteponemos el trabajar de forma más libre, sin tanta presión, y deshacemos la sociedad en 2011. Entonces creo mi propia marca y es cuando empiezo a jugar con los óxidos de colores para crear piezas más propias y personales, siempre buscando la armonía y la belleza para poder ser llevadas. Sigo vendiendo muchísimas colecciones de este estilo y me han escrito de todo el mundo para preguntarme el secreto de los colores.
Sin embargo ahora estoy en un estadio de síntesis, de simplificación, dándole expresión a lo más sencillo, creo que es algo que va en el momento interno en el que estoy y en el momento externo en que vivimos.
¿Cómo sienta recibir uno de los galardones más destacados de la joyería en Cataluña, el Premio JORGC? ¿Supone también una responsabilidad a la hora de seguir trabajando?
Fue un momento muy especial y muy emocionante, ya que no te lo esperas. No solo te anima mucho para seguir creando, sino que ayuda a posicionarte como joyera artesana, un galardón así es un aval, estoy muy agradecida al JORGC por toda la ayuda recibida durante tantos años. Sin duda es una responsabilidad porque quieres seguir buscando, avanzando y no acomodarte en lo que sabes que tiene éxito.
«Este año retomo la feria con stand propio en MadridJoya porque la de Barcelona se ha perdido. Las ferias para profesionales me suelen ir bien, retomamos contactos y hacemos clientes nuevos«
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Antes de continuar me gustaría retroceder un poco para conocer más de tu trayectoria como diseñadora de joyas exclusivas. ¿Cuándo decides que quieres crear joyas de autor, piezas de arte para llevar? ¿Es tradición familiar?
En mi casa se ha respirado el arte toda la vida, mi padre platero y mi madre esmaltadora estuvieron muchos años creando orfebrería esmaltada de alto nivel. Los he visto sufrir mucho, hacían piezas que requerían de hasta 12 hornadas y en la última estropearse todo el trabajo del mes. He visto volar jarrones abortados por la ventana…
Cuando mi hermano y yo empezamos con el proyecto de la joyería ellos se sumaron y tuvieron años más tranquilos, incluso pudimos pagar con el trabajo de todos la casa familiar en Vallvidrera en un tiempo record, un barrio residencial de Barcelona en medio de la naturaleza, uno de los mejores lugares del mundo.
Yo estaba estudiando pintura en la Llotja, no había un plan, pero me encontré haciendo un pequeño muestrario con mi padre y mi hermano y trabajando casi sin darme cuenta, casi como algo espontaneo, dejé el penúltimo año de pintura por falta de tiempo y hasta ahora.
Estamos rodeados de augurios sobre una ‘recesión’ económica en nuestro país, ¿Percibes algún tipo de señal por parte de tus clientes? ¿Cómo esperas esta segunda mitad de 2022 comercialmente hablando?
Si, nos están machacando mucho con eso y al final se resiente todo, una parte es real porque hay gente que no llega y la otra la mueve el miedo, el público final llega a la joyería con menos presupuesto y todo se mueve más lento…
Aunque mirado con mayor altura y más allá de lo local, yo creo que todo es un reflejo de la necesidad de un cambio de paradigma, no solo en la joyería sino en la forma de vivir y estar en el Planeta. Siempre he entendido al planeta Tierra como un ser vivo, y nosotros nos debemos alinear y armonizar con él porque también somos parte, en vez de vaciarlo y chuparle la sangre.
A pesar de los malos augurios hay que seguir trabajando y apostando por lo que hago, así que tengo tres “patas” en los que me estoy apoyando:
Hace tiempo que estoy estudiando el tema de la sostenibilidad: tengo muchas dudas y contradicciones acerca de este tema, que por suerte cada vez hay más gente seria y rigurosa que está haciendo acciones en su favor. Aunque también hay mucha prostitución del concepto por parte de muchísimas empresas que dificultan y confunden al consumidor.
Este año retomo la feria con stand propio en Madridjoya porque en Barcelona la feria se ha perdido. Las ferias para profesionales me suelen ir bien, retomamos contactos y hacemos clientes nuevos. He estado participando con Aja en estas dos últimas ediciones y he tenido muy buena sensación en la de septiembre 2021, ganas e ilusión pero en febrero la afluencia fue menor.
«Hace tiempo que estoy estudiando el tema de la sostenibilidad: tengo muchas dudas y contradicciones pero por suerte cada vez hay más gente seria y rigurosa aunque también hay mucha prostitución del concepto»
También estoy creando sinergias con mis clientes: tengo muchas consultas por internet por parte de público español pero sobre todo del europeo cuando viene de vacaciones, que me demandan puntos de venta físicos.
Para eso he creado un apartado en mi web de algunos de mis puntos de venta que iré ampliando. La joyería física es imprescindible a día de hoy, no solo es un lugar donde comprar una joya con garantías si no que suele ser un lugar donde hay empatía y calidez, la gente buscamos humanidad.
Tú vendes de manera directa y también a través de joyerías, ¿es realmente complicado introducir la joya de autor en el comercio tradicional?
El comercio tradicional es mi cliente mayoritario, por eso lo priorizo por encima de todo y he establecido mi propia política para que mi cliente pueda trabajar con mis piezas sin miedos. En mi web no cuelgo las colecciones más recientes, que no hayan superado los tres años de antigüedad. Cada año saco varias colecciones o líneas, aunque mis piezas más emblemáticas siguen gustando. También tengo un banco de piezas únicas que son exclusivas para ellos. Hay que crear marcos de confianza, a veces ir a por todas es contraproducente: el “feed bak” que tengo con ellos me va definiendo la línea que debo seguir.
Mi única forma directa de vender es la web ya que yo no tengo tienda física, tampoco recibo a nadie en mi taller porque vivo en la montaña.
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Hablando de comercialización, también vendes a través de internet. ¿Cómo has visto evolucionar este canal? ¿Confía cada vez más el cliente en la venta online de joyas?
Cuando mi primera web estuvo unas horas de prueba, antes de lanzarla definitivamente, recibí un pedido de dos joyas de plata con algún detalle de oro que subían un precio considerable, de cuatro cifras, y pensé que sería el punto de partida pero eso no es así, hay un goteo intermitente.
El público nacional tiene un tope de precio en el que basa su confianza y para piezas que rebasen ese tope, el cliente prefiere contactar conmigo y preguntar por un punto de venta donde poder ver la joya y adquirirla. Es una forma indirecta de venta a través de la web, que además beneficia a mis clientes joyeros.
El cliente anglosajón o europeo tiene un tope de precio un poco más elevado, sobre todo el público alemán, belga y holandés por la cultura y la relación que tienen con la joyería de autor.
“Algunas piezas quieren ir por un camino y la mente las quiere llevar por otro…” comentas en tu web ¿Cómo se resuelve ese ‘conflicto’ creativo?
Es una manera de expresar que las manos se ponen a la orden de una parte más emocional y espiritual, aunque el intelecto sirve para ordenar y organizar el proceso no es el que decide la esencia que va a tener la pieza.
Me he dado cuenta a lo largo de los años que el trabajo manual es un medio para vivir el momento presente. Es en esos momentos en los que siento mayor conexión conmigo misma, momentos en que fluyo mejor. Por eso quizás me he querido realizar como artesana y no como empresaria; cada uno tiene su don.
¿Empleas nuevas tecnologías (diseño 3D, prototipado…) o eres totalmente artesanal?
Soy totalmente artesanal, no empleo nuevas tecnologías porque me cuesta esta manera de trabajar y creo que en mi caso no sabría ponerle el alma y la sensibilidad como hago con las manos.
Pero no tengo nada en contra, todo lo contrario, admiro muchísimo algunos trabajos, por su complejidad y por cómo trabajan con el volumen y el espacio, por lo tanto no me cierro a nada.
¿Es fiel el cliente de la joya de autor, en términos generales?
Yo creo que sí. El perfil del consumidor de joyería de autor es bastante especifico y si le gusta lo que haces se hace con una o varias colecciones de a poquito. Es un perfil que tiene una sensibilidad por el arte en general y a menudo adquirir una joya de autor para llevar, es una manera de expresar esta sensibilidad. Al fin y al cabo todos nos expresamos en parte a través de algunos elementos externos que nos ayudan a realzar lo que queremos expresar de nosotros mismos.
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¿Es imprescindible la unión de los autores a través de asociaciones como esta para seguir dándole visibilidad a la joya de autor?
Una asociación aglutina muchas sensibilidades con un nexo común, por lo tanto la unión de todos puede dar mayor voz, sobre todo si los socios son activos. En mi caso no he pertenecido a ninguna asociación de joyas hasta hace casi tres años, coincidiendo con que me mudé a vivir a otra comunidad y buscando romper un poco mis inercias de trabajo para encontrar nuevos retos y motivaciones.