El valenciano José Marín es un maestro del color, sus piezas conjugan la esencia mediterránea, la pirotecnia valenciana y un oficio que le permite modelar metales extremadamente duros como el titanio o el timascus.
Además de metal y gemas sus joyas están compuestas por imaginación, mucha imaginación. Sus piezas son originales-que tienen únicamente origen en él- y profundamente creativas, como si las trajera de lejanos mundos inconscientes.
Su búsqueda constante, su capacidad de experimentación y su amplia labor como docente le mantienen en un aprendizaje continuo.
Tus joyas están realizadas con una gran variedad de metales y gemas. Además de metales nobles incorporas alternativos como el titanio o el timascus, que también contienen muchos gramos de imaginación bien modelada. Estas cualidades las convierten en piezas memorables. Empecemos desde el principio, ¿cómo es tu proceso creativo?
A veces uno no sabe los procesos mentales que te llevan a desarrollar una pieza hasta que realmente te paras a pensarlo.
Tengo dos tipos de momentos de ideación. Uno es cuando trabajo de forma conceptual y la otra vertiente es más figurativa, que es donde trabajo la expresión. Es decir; por un lado, una ideación más conceptual y por otra una ideación expresiva. La ideación conceptual la trabajo con piezas muy artísticas que son piezas únicas y que suelo hacer para exponerlas en galerías de arte, fundamentalmente, en un espacio donde tengo obra permanentemente en EE.UU que es la Galería Movilia.
Para ellos y también para otro tipo de eventos suelo trabajar de esta manera. En la ideación conceptual yo principalmente trabajo los cosas intangibles, que se basa en experiencias, sentimientos, sensaciones. Esto es lo que me fascina de esta profesión, haber encontrado otra vía que no es solamente la expresiva y lo estético, sino también la de la narración. ¿Cómo trabajo eso?
Siempre digo lo mismo; la creación está en la pregunta, el momento de la creación es hacer una buena pregunta, la respuesta es trabajo, la respuesta es investigar, si tú elaboras buenas preguntas, conseguirás buenas respuestas. Me hago preguntas, busco respuestas y localizo formas a esas respuestas. Como por ejemplo qué color puede tener para mí la fuerza. Yo por ejemplo sobre la resiliencia en el confinamiento, la gestioné de manera en que lo que yo estoy viviendo por dentro, lo que me viene de dentro lo voy a sacar hacia fuera y lo voy a convertir en un movimiento dinámico.
Así que al preguntarme qué color tiene la fuerza para mí es roja y qué forma tiene el dinamismo, pues voy a hacerlo como una flecha. Voy jugando con todo esto y hago una labor un poco mental y al final como le digo a mis alumnos, las cosas tienen el color que tú quieres, la forma que tú quieres y nadie te puede objetar eso porque tú lo vives y lo sientes. Y esa es una de las formas en que trabajo, que es muy abstracta, sería preguntas, respuestas y forma de la respuesta, esa sería la secuencia.
Es un trabajo mental, conceptual y por eso es distinto a la otra línea de trabajo que es expresiva. En ese caso (la expresiva) me nutro de mi entorno, por ejemplo, el mundo marino me apasiona, pero claro el mundo de la inspiración es tremendamente grande, es el entorno, lo que tú ves, lo pasas por tu filtro y lo transformas.
No me pongo límites. Por ejemplo, recuerdo unos pendientes que se llaman igual que el festival de fuegos artificiales de Japón, porque al ver esa explosión reflejada en el mar a mí me provoca generar mis propias ideas. Creo que los joyeros cuando vemos algo enseguida estamos viendo una joya, ves una ramita y ves una joya. Yo soy muy así. Así que yo me nutro de lo que veo, es un poco vivir de las rentas, de tanto tiempo trabajando en la necesidad de crear colecciones y líneas sobre las pautas de tus clientes. Cuando haces un briefing y te dicen que quieren una colección con piedra oval de 7×8 y la quieren en oro rosa, en oro blanco, con unas hojitas… y a partir de ahí tú tienes que tirar. Así que un poco es esto, automáticamente yo veo cosas y mi cerebro las transforma casi sin ningún esfuerzo.
Hay una cosa que me llama mucho la atención de tu obra, me he dado cuenta que no hay una sola recta, simplemente no utilizas líneas rectas en tus obras, no trabajas con escuadra y cartabón, solo hay curvas, arcos o líneas giradas.
Me viene de maravilla que me hayas hecho esa apreciación porque efectivamente, aunque la joyería alemana me vuelve loco con sus rectas, su minimalismo, yo lo he intentado y no he hecho nada potente, nada que me gustara. Me siento un poco como fuera de tiesto, como un mal imitador y con esto también hay que tener cuidado porque cuando te dedicas a la docencia, tienes que intentar que tus alumnos no vayan a lo fácil, a lo que se les da bien, tienes que intentar salir de esa zona de confort e intentar desarrollar lo que no se te da bien. Creo que en el proceso artístico lo que tú eres no importa ya que eres simplemente una esponja y a continuación empiezas a transformar todo lo que has ido aprendiendo, haces cosas que no tienen identidad y finalmente vuelves un poco a tus orígenes, pero con una formación.
Es decir, a mí nunca se me ha dado bien la línea recta, yo soy muy renacentista, se me ha dado bien la curva, lo orgánico, pero cuando estas en proceso de aprender te tienes que dejar eso porque acabas cayendo siempre en el mismo bucle, siempre haciendo lo mismo y yendo a lo fácil. Así que hay una etapa dura donde no te encuentras y está bien pasar por ahí, luego ya tienes que intentar volver a tus orígenes, a respetarte, a tener tu propia caligrafía, que es cuando de verdad pasa lo que tú me estás diciendo o he querido entender, que es que cuando alguien ve tus joyas te reconoce, reconoce al artista y ese es el sumun, pero es una letanía, porque si desde el principio te quieres mucho, te vuelves un caracolito y de ahí no sales.
Entre tus colecciones hay una que me atrevería a decir que es surrealista, parece que viene del mundo inconsciente, tú dices que vienen de los fondos marinos o de una explosión de fuegos artificiales, pero yo ahí veo una conexión con el inconsciente. Tus piezas no son simples reproducciones de elementos botánicos o marinos, me parece que van más allá, es decir, cuando las veía tenía la sensación que te habías ido al mundo de la película de Avatar y habías traído de allí flores y peces imposibles, casi alienígenas.
Has dado en el clavo, Jorge, no me he ido al mundo de Avatar, pero yo muchas veces veo mis joyas y digo esto es Avatar. Es una película que me vuelve loco, que me gusta un montón, si hubiera dibujado esos bosques los habría dibujado así. Yo tengo un problema que al final es una virtud y es que no tengo nada de memoria fotográfica, nada es 0, yo ahora cierro los ojos e intento dibujar un perro y me sale un churro. Afortunadamente, cuando uno no tiene memoria fotográfica y no recuerda como son las cosas, se las inventa. Entonces, yo veo un caballito de mar y cuando intento hacer una joya me sale otra cosa, se reconoce algo, pero no es un caballito de mar, es el caballito de mar de Avatar.
De hecho, la última pieza que he hecho para EEUU la veo y digo esto es un collar surrealista que parece que está hecho por Dalí, el cual admiro mucho. La temática de la exposición era “las vidas readaptadas en la era del COVID”, entonces ahí también hice un proceso mental pensando en cómo nos habíamos readaptado y acabé cayendo en el problema tan grande que hemos tenido en la comunicación, como hemos tenido que empezar a exagerar los gestos con la mirada porque con las mascarillas tú no podías saber si una persona se estaba riendo o estaba seria, entonces las cejas han trabajado mucho, los ojos, la expresión y pensé que por ahí iban los tiros.
Así que hice un collar que le llamé “telling with the eyes” y al final es eso, como una especie de mascarilla muy a mi manera, con titanio forjado, una pieza que si sabes que es una mascarilla la reconoces pero si no lo sabes veras una pieza muy orgánica y la conexión a ella son ojos con piedras. Esa pieza es daliniana total. Yo ni siquiera pensaba en Dalí, pero salió una pieza muy daliniana. Bueno, si el surrealismo siempre me ha gustado mucho, precisamente no me gustan los tiempos que vivimos que es todo tan explícito, donde todo el mundo cuenta todo, cuanto más vulgar eres mejor, cuanto más enseñas los músculos mucho mejor, yo soy un antiguo. A mí me gusta el surrealismo, dejar que las personas completen e imaginen, que también formen parte de lo que está sucediendo. Las letras de las canciones tan chuscas, todo tan contado, que es que no me están dejando intervenir en esa creación. Si, soy un amante del surrealismo.
Bueno, ya hemos hablado un poco de los orígenes del proceso creativo y llega el momento de materializarlo. Aquí también eres un artífice especial, por el tipo de metales que utilizas, además de los materiales preciosos y clásicos. Me impresiona tu trabajo con titanio y te voy a contar por qué. En los años 80 yo también trabajé con metales refractarios,bueno, concretamente el niobio ya que tuve la suerte de conectar en Nueva York con una joyera, Enid Kaplan, que trabajaba el titanio y el niobio. Ella me dio las bases, el tipo de sales que había que utilizar, el equipo eléctrico y cuando volví a España estuve haciendo mis piezas, pero claro, eran piezas con la técnica de los años 80, eran chapas ensambladas mecánicamente con tornillería, pasadores, en fin, cosas así. Pero tú estás moviendo un metal que es muy complicado de modelar. Es cierto que he visto que tienes soldadura laser que tiene que ayudar…
…Tengo soldador PUK
Eso es una gran herramienta en este caso, pero ¿cómo consigues mover el titanio creando esas formas orgánicas? Es lo que más me impresiona.
Pues mira, es una cuestión matemática, tienes que trabajar el triple que con los otros metales. Yo trabajo con una aleación de titanio grado 2, que es casi puro, que es mucho más blando que el titanio que tú puedas imaginarte que es de grado 4, durísimo como el acero. Es un metal que te permite embutirlo, que te permite recocerlo y volverlo a embutir. Para conseguir esas formas tienes que dedicarle tiempo y mucho martillo, cuesta bastante más que trabajar por ejemplo con oro o con plata, pero no tiene otro misterio. Yo lo empecé a trabajar, vi que podía y sencillamente me di cuenta que necesitaba dedicarle mucho tiempo. Ha habido que romper un poco con esta filosofía un poco española de hacer las cosas rápido, inmediatamente y aprender a dedicarle más tiempo.
Utilizo el PUK con argón para hacer las soldaduras, pero no creas que he aprendido a trabajarlo y a darle color de la noche a la mañana porque no hay literatura de titanio, las fórmulas para dar el color y los productos que compras son pocos. De verdad que yo me he vuelto loco y he padecido mucho, sobre todo mucho más en el color que en la forma porque hay bastante secretismo en torno a las recetas personales. Es normal, yo también tengo algunos secretos que me han costado mucho descubrir y que son los que te ayudan a marcar la diferencia y por eso hay que mantenerlos.
Tampoco tengo un interés en popularizar el titanio, me gusta que ya se vaya introduciendo joyería con titanio, pero casi trabajo el titanio para personas como tú, para personas que lo conocen y lo han trabajado y que conocen la profesión. A mí por ejemplo la joyería que hay de micro fusión de titanio no me interesa en absoluto, no le encuentro ningún misterio, es bonita y me encanta. Por ejemplo, Wallace Chan, me fascina, me parece una locura. Es un creador fantástico, pero tengo que reconocer que el proceso es el mismo que trabajar la otra joyería, esculpes en cera.
Él tiene muy buenos equipos de micro fusión, pero creo que tampoco aporta nada nuevo más que color y un poco de exotismo de sus formas. En fin, intentando sintetizar, lo trabajo todo forjado, todo ensamblado con tornillos ayudado con el PUK. De hecho, ahora llevo como 3 años trabajando con un material nuevo.
¿Te refieres al timascus?
Si, sí, pero con el timascus no puedes utilizar la micro fusión.
¿Qué es exactamente? Porque he visto que tiene un parecido al mokume gane
Si, es Mokume gane de Titanio, hecho con distintas aleaciones de titanio, es mucho más duro que el Titanio. De hecho, estoy trabajando con unas aleaciones de circonio, hay algunas de las capas que es de circonio y es muchísimo más duro, pero es lo que me interesa. Ahí no consigo hacer esas formas tan orgánicas como con el titanio, pero me defiendo. Cuando veas una pieza de timascus o está hecha fresada o torneada (que vas a ver mucho) o está hecha recortando y embutiendo que no vas a ver casi nada de eso.
Y sobre los secretos que no quieres contar está el de cómo consigues que se mantenga en la superficie esa capa transparente de estos metales refractarios, porque yo recuerdo que le daba unas lacas en spray yaque uno de los problemas que encontraba en el titanio era que cualquier roce se veía en la pieza.
Eso olvídate, verás que yo hago pocas sortijas porque por mi deformación profesional para mí la garantía en la joyería es fundamental. Yo no te puedo vender una sortija maravillosa y que dentro de dos días este rallada. He hecho algunas y las he vendido a algún cliente sabiendo que la parte de abajo va a sufrir, siempre lo digo, las sortijas son joyas ocasionales, no son para fregar la paella del domingo, son joyas para cuidarlas. Yo no tengo misterios con eso, ni secretos porque yo no le doy nada, las lacas las he probado con el afán de protegerlas, pero le acaban dando un aspecto plástico.
Otro material con el que también trabajo es krion, es como la competencia del corian, es una resina con cargas de minerales. Normalmente está diseñada para construcción, tanto para interior como para exterior, para fachadas, para bancos de cocina y yo uso láminas que las corto, las calo, las freso y les doy formas. Y es lo mismo, todo es a base de trabajo. Me interesa eso, lo que no quiero es huir de lo que tengo y de lo que soy. Soy joyero desde que tengo 13 años y quiero aprovechar mis manos, por lo menos para dejar patente la profesión.
Y ya para terminar quería hablar un poco de tu faceta como formador en la EASD (Escola d’Art i Superior de Disseny de València), he conocido alumnas tuyas que hacen joyería muy creativa muy artística. ¿Allí dais el grado, el oficio artesano o está más enfocado al diseño exclusivamente?
Allí tenemos dos tipos de estudios. Actualmente en España titulaciones oficiales de joyería hay tres, el Ciclo medio que son dos años, Ciclo superior que también son dos años y luego el Grado de joyería que son 4 años. En la actualidad la única que lo da es la nuestra, la EASD (Escola d’Art i Superior de Disseny de València). El ciclo de joyería, que son dos años, tiene una carga artística, pero tiene mucho contenido de horas de taller.
El grado de joyería está un poquito por debajo en cuestión de horas de taller, tiene mucha carga en proyectos de joyería que es la fase creativa, pero al ser un grado tiene otras asignaturas implícitas, como historia, Materiales y Tecnología, Historia y cultura del diseño, tiene muchas asignaturas teóricas. Durante todo un curso entero tienen tantas asignaturas en diseño 3D, que también la doy yo, o modelado por ordenador unas 4 o 5 horas semanales. Para resumirte tienen bastantes horas de taller, no olvidamos la profesión.
Imagino que, en todo este proceso formativo, el diseño 3D y la impresión digital son una herramienta más que se compagina con la astillera.
A muchos alumnos al principio no les apetece estar modelando por ordenador porque han entrado a ese curso para hacer joyas, pero yo les hago ver que es el “otro taller”, el taller virtual. Además, puede ser una salida profesional, como ya ha sido para algún que otro alumno nuestro. Creo que así completamos la formación porque es así como se está trabajando ahora mismo, con modelado por ordenador, con impresión en las máquinas de resinas (que están funcionando muy bien con las calcinables). Les enseñamos también a tallar en cera, a trabajar directamente el metal y con reproducciones de metal. Intentamos tocar todo ese abanico de técnicas que utilizamos hoy por hoy en la profesión.
¿Alguna cosa más que quieras comentar?
Sí, siempre tengo la necesidad de hablar de mi padre. Soy hijo de joyero, aprendí el oficio de niño con él porque teníamos el taller en casa. Él hacía la joyería valenciana, todo embutido y yo creo que de ahí me viene mi amor al martillo, a dar formas con volúmenes. Tengo una educación clásica total.