El oro no ha dejado de ser noticia este año tras romper máximos históricos varias veces entre mediados de marzo y mediados de mayo. El metal se ha revalorizado un 12% desde enero cotizando por encima de los 2.300 dólares por onza durante la mayor parte del segundo trimestre según los datos del Consejo Mundial del Oro (WGC, en sus siglas en inglés).
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Las causas globales ya son de sobra conocidas: Altos tipos de interés, inflación disparada e incertidumbre geopolítica, unidos a unos indicadores de crecimiento vacilantes han conjugado un coctail ‘perfecto’ para que inversores y bancos centrales hayan apostado por uno de los refugios más seguros.
“Nuestro análisis sugiere que el precio del oro hoy refleja en términos generales las expectativas de consenso para la segunda mitad del año” apuntan crípticamente desde el Consejo Mundial del Oro.
Pero igualmente matizan que “las cosas rara vez salen según lo planeado y la economía mundial, así como el oro, parecen estar esperando un catalizador para repuntar”.
Por el lado bajista el WGC recuerda que una caída considerable en la demanda de los bancos centrales, o una toma de ganancias generalizada por parte de los inversores asiáticos, podrían reducir sus precios en el medio plazo.
Pero por el otro lado también sugieren que “el sólido desempeño del metal, a pesar de la ausencia de fuertes flujos occidentales, podría indicar que el mercado aún no está saturado y podría experimentar otro repunte”.
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El riesgo geopolítico
En una dinámica de bloques como a la que parece dirigirse la política mundial el riesgo geopolítico es particularmente difícil de predecir y puede surgir de donde menos se espera. Lo que sí es cierto, sin embargo, es que el oro reacciona a la geopolítica, agregando un 2,5% por cada 100 puntos porcentualesque sube el índice de riesgo geopolítico (GPR).
“Y aunque parte de este efecto puede ser transitorio, también podría ser un detonante del deterioro de las condiciones financieras, lo que puede tener un efecto más duradero” subraya el WGC.
A modo de resumen, el oro puede permanecer dentro de los rangos actuales e incluso subir si se reactivan con fuerza las economías de EE.UU y Europa.
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Por el contrario, en el caso de que la demanda de los bancos centrales caigan drásticamente o la fortaleza de los inversores asiáticos cambie, podríamos ver un retroceso en el segundo semestre tal y como pronostican desde el Consejo.