Por José Manuel Rubio Tendero | Desde hace aproximadamente treinta años la producción y oferta de perlas se ha ampliado en cantidad y variedad. Hoy vemos nuevos tipos de perlas, hay nuevos productores y distribuidores con respecto a hace unos años.
Desde principios del siglo XX, cuando comenzó el cultivo de perlas en Japón, este país controló la producción durante casi toda la centuria. Fue a mediados de los años 90 cuando entraron ya en escena otros productores y distribuidores. Hasta entonces, las perlas japonesas, las que solemos llamar akoya, suponían el 70% en valor del volumen total de las transacciones.
En esos momentos tanto las perlas negras de la Polinesia francesa como las perlas de Australia, Indonesia y Filipinas gozaban de una creciente admiración al mismo tiempo que las perlas chinas irrumpían estrepitosamente en lo que hasta entonces había sido un mundo “armonioso”. Hoy ya no lo es.
El planteamiento actual es el siguiente: Japón ya no controla directamente la producción mundial de perlas akoya que ahora comparten cuota de mercado con otros tipos de perlas. En la actualidad, a grandes rasgos, sin olvidar que hay otros tipos de moluscos productores de perlas y otros países, las principales perlas cultivadas que abastecen la demanda joyera son las siguientes:
- Mares del Sur. Procedentes del molusco Pinctada maxima, una ostra de agua salada cultivada en Australia, Indonesia, Filipinas y Birmania. El color de estas perlas va desde blanco plateado a blanco crema. Suelen tener más de 10 mm.
- Golden. Procedentes del molusco Pinctada maxima de labios dorados, cultivadas principalmente en Filipinas, algunas en Australia, Indonesia y Birmania. A principios de la década del 2000 las perlas golden se empezaron a estimar considerablemente lo que dio pie a que el mercado aceptara también otros colores que hasta entonces no habían tenido mucho atractivo; perlas de colore violeta, lavanda, naranja o rojizo hoy se mezclan en el mismo collar que incluso combinan perlas de agua dulce y salada y que se ofertan por decenas de miles de euros.
- Perlas negras. Procedente del molusco Pinctada margaritifera, una ostra cultivada en la Polinesia francesa. A menudo decimos que estas perlas son de color negro, pero en realidad además de negras muchas son grises con diversos matices verdes o violeta, varían ligeramente de forma, pero las más valoradas son las esféricas.
- Perlas de agua dulce. Procedentes principalmente del molusco Hyriopsis cumingii, blancas, algunas de color, otras teñidas o irradiadas. También se cultivan con núcleo.
El cultivo de estas últimas, las perlas de agua dulce, conocidas popularmente como perlas chinas, ha evolucionado considerablemente en todos los aspectos: producción, tamaño, forma y calidad.
Algunas sobrepasan los 8 mm y pueden compararse en calidad y color con las perlas de los mares del sur. En la costa sur de este país se cultivan en agua del mar incluso con núcleo y de tamaño considerable.
Con todo este panorama se nos complica cada día más la identificación de las perlas, cometido que algunos gemólogos rechazan, en mi opinión, injustificablemente porque la perla no deja de ser un material gemológico y, además, de los más reconocidos y usados desde tiempos remotos.
Por ello, nos hemos propuesto comentar a lo largo de varias comunicaciones, y en la medida de lo posible, las técnicas que nos aportan la información necesaria para reconocer concluyentemente estas gemas.
En primer lugar, una vez conocido que nos encontramos ante una perla y no ante una imitación, quizá lo más sencillo es averiguar si la perla ha sido cultivada en agua dulce o agua salada. Con este fin seleccionamos algunos ejemplares de nuestra colección previamente identificados para probar una técnica de análisis elemental que nos confirmara la presencia de manganeso en los ejemplares, así como los porcentajes de estroncio.
En principio las perlas cultivadas en agua salada no deberían tener manganeso detectable y sí estroncio, mientras que por el contrario, las perlas cultivadas en agua dulce deberían mostrar algo de manganeso y menos o nada de estroncio.
Fluorescencia de rayos X
La técnica seleccionada para el ensayo fue la fluorescencia de rayos X. Esta técnica espectroscópica usa la emisión fluorescente generada al excitar una muestra con una fuente de radiación X. Es un análisis químico no destructivo, tanto cualitativo como cuantitativo, de los elementos comprendidos entre el flúor y el uranio desde concentraciones muy bajas hasta el 100% del material.
La fluorescencia de rayos X por energía dispersiva (EDXRF) es otra variante de este método de análisis que se emplea muy a menudo en el análisis de perlas, pero en este caso hemos recurrido a microfluorescencia de Rayos X (µFRX) que permite el examen de zonas de las muestras muy pequeñas y localizadas.
En un estudio reciente analizamos con microfluorescencia rayos X (µFRX) unos ejemplares previamente identificados: dos perlas de los mares del sur, una perla akoya y dos perlas de agua dulce, una sin núcleo y otra con núcleo.
Los resultados han coincidido plenamente con nuestras expectativas, las perlas cultivadas en agua salada no mostraron porcentajes de manganeso apreciables, mientras que las perlas de agua dulce sí tenían algo de manganeso como elemento traza.
Cabe destacar que entre las perlas de agua dulce había una con núcleo muy parecida a las perlas de los mares del sur; así, de esta manera queda descartada la procedencia de esta perla que por su apariencia podía pasar como originaría de los mares del sur. Esta es una de las consultas en el campo de las perlas que actualmente recibimos más a menudo en nuestro laboratorio: diferenciar las perlas de los mares del sur de las de agua dulce con núcleo de gran tamaño.
Aún quedan por aclarar muchas cuestiones sobre las perlas, por ejemplo, las manipulaciones con sustancias o técnicas que cambian el color y/o el brillo original de la perla y que pueden ser consideradas tratamientos en el sentido que actualmente damos a este término. También queda por comentar la diferenciación entre perlas naturales y cultivadas, entre otras cosas. Las iremos comentando a lo largo de un conjunto de experiencias que tenemos proyectadas y en marcha.
José Manuel Rubio Tendero es Gemólogo en el laboratorio MLLOPIS y Licenciado en Historia.
Puede ver el resultado completo del análisis, en la publicación original, a través de este enlace.