Dubai se defiende de las acusaciones que apuntan a la región del Golfo Pérsico como “blanqueador de oro procedente de zonas de conflicto”. Si a finales de 2020 la London Bullion Market Association (LBMA) emitía una circular a sus asociados amenazando a este país con ponerlo en su ‘lista negra’ de proveedores, ahora ha sido la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos de Suiza la que acaba de enviar una carta a las refinerías suizas para ser “más estrictos con el oro de los Emiratos Árabes Unidos”.
La reciente misiva ha provocado una respuesta contundente por parte del Dubai MultiCommodities Centre (DMCC), la zona franca del país, y su presidente, Ahmed Bin Sulayem — al que hace cuatro años correspondió la presidencia rotativa del Proceso Kimberley— ha asegurado en sus redes sociales que “quizá vale la pena recordar que varias de las refinerías más grandes de Suiza, Metalor Technologies y Argor Heraues, han estado sujetas a procedimientos legales por sus respectivos roles en desastres ecológicos y de derechos humanos en Perú y en la financiación de milicias rebeldes en la guerra civil de la República Democrática del Congo”.
“Es una declaración ridícula cuando se conoce el papel de los bancos comerciales suizos en el sostenimiento del régimen de apartheid de Sudáfrica” añade el directivo. A su juicio, el objetivo final de todo esto es “mancillar la reputación de los Emiratos Árabes” ahora que se está convirtiendo en un competidor.
Ese es un dato importante. Después del petróleo, el oro es la exportación más importante desde Emiratos Árabes y ya supone un valor de casi 18.000 millones de dólares anuales según datos de 2019. La importancia del oro ha aumentado a medida que las reservas de crudo se reducen y los Emiratos tratan de diversificar su economía.
El origen de la polémica
Buena parte de esta presión hacia el país del Golfo comenzó a producirse a finales del año pasado tras la publicación del informe de una ONG norteamericana llamada The Sentry (el centinela) en la que apuntaba que el 95% del oro exportado desde África Central y Oriental acaba, sin control, en el emirato.
Y es que el metal procede de la región más conflictiva de África: Sudán, Sudán del Sur, República Centroafricana y República Democrática del Congo. “Es una especie de nuevos ‘diamantes de sangre’, por así decirlo, debido en parte al aumento de los precios del oro. Hay fiebre del oro en muchas áreas artesanales, por lo que hay más niños mineros, más grupos criminales y más corrupción”, aseguran los responsables del informe.
Y no sólo desde África. “El oro también está saliendo de América del Sur y el centro es cada vez más Dubai. Una vez que el oro entra en el país es prácticamente imposible determinar de dónde vino y bajo qué circunstancias”. “Dubai se ha convertido en un centro importante para el oro de todas las procedencias y con poco control, debido a las políticas de laissez faire (dejar hacer)” añade el informe.