Nuevo ‘fichaje’ en DIARIOJOYA. El veterano y reputado gemólogo Manuel Llopis, director del laboratorio MLLOPIS compartirá con nosotros periódicamente, sus experiencias en el laboratorio y sus conocimientos sobre gemología, a nivel nacional e internacional.
Por Manuel Llopis | Una señora nos pide cita para una consulta sobre una joya que tiene. La señora nos trae la pieza y le interesa que identifiquemos la piedra verde que lleva la sortija. Se trata de una gran montura oval de cuatro garras de hilo redondo con una piedra verde de talla oval engastada.
A ambos lados lleva sendos tríos de diamantes de talla brillante engastados con garras de hilo formando un trébol. El anillo lleva un punzón de 14 quilates. Empezamos a estudiar la piedra verde de gran porte, aparentemente unos 8 ct. aproximadamente, en talla oval.
Presenta mucha transparencia y “vida”, devuelve mucha luz, con mucha claridad, pocas inclusiones. Su color verde es muy bonito y se aprecia un velo de fluidos tipo “huella dactilar”. Comprobamos su índice de refracción, ya que el tamaño de la piedra y su engaste nos permiten poner la tabla sobre un refractómetro. Sus índices son 1,570-1,575 con 0,005 de birrefringencia. Efectivamente se trata de una esmeralda.
Sin embargo el tipo de velo, el color y transparencia de la piedra nos llama la atención. La situamos en un microscopio con polarizadores cruzados y apreciamos figuras de interferencia a bandas rectas de colores diferentes y muy uniformes en tamaño y anchura. Este fenómeno lo presentan las esmeraldas sintéticas hidrotermales y concretamente las fabricadas por Seiko, según la ficha del laboratorio suizo Gübelin, que confirman desde MLLOPIS.
Al comentar esto con la señora nos muestra su extrañeza porque cuando la compró le dijeron en la joyería que era una esmeralda natural. Por mi parte, me picaba la curiosidad y me dispuse a comprobar los diamantes. Y ¡zas! , por fluorescencia más intensa en onda corta y comprobados con el Gemlogis Vista, todos son sintéticos CVD.
Adquirida en un viaje a Estambul
La señora nos confesó que la había comprado en Estambul en uno de sus viajes poco antes de la pandemia, pero que se la vendieron como esmeralda y diamantes naturales. Le pregunté cuanto le había costado y me indicó que 1.000 euros. Ante este precio tan barato le comenté que, en cuestión de precio no le habían engañado, pero sí cuando le dijeron que todas las piedras eran naturales.
Posiblemente esta pieza no se vaya a una compraventa, sin embargo hay gente que compra estas joyas y revende en compraventas o por Internet en plataformas adecuadas a este tipo de transacción y sin ningún tipo de control. Incluso las compraventas son engañadas, o los clientes que las compran.
Este caso aparentemente aislado, nos da una idea de que las piezas están mezcladas en las tiendas y que o no saben lo que tienen entre manos, o no quieren saberlo. Al final los platos rotos los paga el consumidor final que es el que nos da de comer a todos.
Aconsejamos que compren con certificados de laboratorios de referencia o de confianza. Consulten con un gemólogo.