A finales de 2020 la conocida manufactura denunció a un taller relojero suizo por “competencia desleal” tras conocer que esta empresa se dedicaba a personalizar relojes que les llevaban los particulares, e incluso de contar con un stock para venderlos a terceros a través de su propia web.
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De hecho, Rolex compró a esta empresa en febrero de 2020 un modelo Daytona personalizado por algo más de 35.000 euros, lo que le sirvió como prueba de cargo en el juicio.
Antes de presentar la demanda Rolex exigió a la empresa el cese de sus servicios, pero el taller sólo detuvo la venta a terceros de los modelos, mientras que siguió con la personalización a clientes privados.
El taller ofrece cambiar la estética de la pieza en múltiples detalles como los diales, biseles, correas, crear esqueletizados, e incluso añade su propio logo junto al original… sobre un modelo conocido en el mercado, pero que su propietario quiere hacer ‘único’. Lo que se conoce en el argot como ‘tuneado’.
Según un medio especializado en lujo y legislación, el taller en cuestión podría ser ‘Artisans de Ginebra’
Sentencia a favor
A comienzos de 2023 un tribunal local acreditó que efectivamente era ilegal vender a terceros relojes personalizados de una marca por “confundir a los clientes” y “aprovechar su reconocimiento en el mercado” pero también prohibió al taller seguir personalizando modelos propiedad de particulares.
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Pero el taller recurrió la sentencia justamente en este último punto por lo que el caso llegó a la corte suprema suiza que a finales de enero emitió su fallo. El tribunal se puso del lado del demandado y sostuvo que su personalización de los relojes de los clientes “no contraviene, en sí misma, la ley, ya que el acto de competencia desleal debe ser objetivamente capaz de influir en el mercado”.
“Dado que el demandado ya no vuelve a comercializar los relojes después de haberlos modificado, esto no infringe los principios de la Ley federal contra la competencia desleal”, asegura la sentencia.