La historia cambia según dónde se escuche. Para unos, el diplomático británico Bertie Stopford es un ladrón que se llevó a escondidas patrimonio histórico ruso en medio de la Revolución de 1917; para otros un héroe que consiguió salvarlo de la vorágine bolchevique.
Sea como sea, lo cierto es que algunas de esas piezas se han ido vendiendo a lo largo de los años y este próximo 10 de noviembre un broche con un zafiro de 27 quilates y unos pendientes también con zafiros de Cachemira de entre 8 y 9 quilates cada uno intentarán venderse en Sotheby’s Ginebra por entre 300.000 y 500.000 euros de horquilla de salida.

Las piezas pertenecían a la gran duquesa María Pavlovna, de la familia real rusa, y formaban parte de una gran colección que se llevó el diplomático británico.
María Pavlovna sobrevivió a la Revolución bolchevique y, ya en vida, esta princesa, que convirtió el palacio Wladimir en centro de la vida social de San Petersburgo durante muchos años, había recuperado sus joyas más importantes de su palacio de San Petersburgo gracias a Bertie Stopford.
Stopford se disfrazó de trabajador de palacio y, tras hacerse con una amplia colección de piezas, se dirigió a Londres a través de Suecia y Escocia con las joyas envueltas en papel de periódico dentro de una bolsa. Entre algunos de los artículos sacados de Rusia se encontraba la tiara Vladimir, que ahora luce en ocasiones la reina Isabel II de Inglaterra.