El precio del oro cerró el año en el entorno de los 1.800 dólares por onza y sufre así una caída de alrededor del 4% interanual, su peor registro desde el año 2015. Estamos hablando de fluctuación, no de su precio.
Y así es como se prevé que atraviese este 2022 aunque bien es cierto que en la Era Covid de poco sirven las previsiones a largo plazo. Con todo, los analistas esperan “poco movimiento y tambaleándose en algún lugar cercano a los 1.800 dólares la onza”, en incluso por debajo.
Y aunque se trata de un precio históricamente muy alto, las expectativas pasan porque los inversores dirijan sus carteras hacia otros activos más ‘líquidos’.
“Un dólar estadounidense más fuerte y la amenaza de retrocesos en los estímulos de los Bancos centrales han disuadido a muchos inversores, que ven mejores oportunidades en los mercados de valores en alza” explican desde Kitco.
Un comportamiento que muestra precisamente el fuerte contraste con 2020, cuando la turbulencia económica de la pandemia del covid-19 llevó el precio del metal a niveles por encima de los 2.000 dólares mientras los inversores buscaban un refugio seguro para sus ahorros.
