En una entrevista recogida por varios medios internacionales, primer ministro belga, Alexander De Croo, ha vuelto a insistir en su “firme creencia de que los diamantes procedentes de Rusia son, actualmente, ‘de sangre’.
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Sin embargo el país no ha establecido un boicot oficial a las importaciones procedentes de Rusia, como tampoco lo ha hecho la Unión Europea, que en su última ronda de sanciones al Gobierno de Putin ha vuelto a ponerse de perfil respecto a las compras de diamantes en bruto procedentes del país.
Con todo y según datos de la administración belga las importaciones de diamantes rusos calidad gema «han disminuido aproximadamente un 80%, en gran parte debido a boicots no oficiales por parte de joyeros individuales«.
En una declaración citada por el medio colaborador de DiarioJoya, IDEX Online, De Croo asegura que “los ingresos de Rusia por los diamantes solo pueden detenerse si el acceso a los diamantes rusos a los mercados Occidentales se hace inviable. Para forjar ese frente, Bélgica está trabajando con sus socios” asegura.
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Esa es la clave. Amberes dice estar dispuesta. Estados Unidos ya decretó un embargo a estos diamantes desde el comienzo del conflicto —bien es cierto que el mercado de bruto en EE.UU es prácticamente residual—. Y en el resto de Europa no hay muchas más zonas de tránsito.
Por lo tanto, si se denomina ‘Occidental’ a un país con capacidad de compra y gestión, que no sea Europa ni Estados Unidos… sólo nos queda Israel. He ahí la cuestión.
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