“Grandes árboles, caudalosos ríos y vastas lagunas, hermosas flores tropicales y una tradición indígena de talladores de hueso” Rodeada en ese ambiente, la joyera mexicana Ana Cristina Fernández Priego ha reinterpretado para el Proyecto Denisova una pieza que, aunque proceda originalmente de las islas Marquesas en la Polinesia Francesa, está estrechamente ligada a las culturas mesoamericanas.
La pieza es además un legado para las futuras generaciones, un testimonio de la degradación del planeta provocado por la acción humana. Una pieza hecha para no olvidar.
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ENTREVISTA
¿Por qué elegiste esta pieza?
Por los sentimientos tan bellos que me proporciona el ver el trabajo que lleva esta pieza combinando materiales como el caparazón de tortuga, la madre perla, hueso de bovino y fibras naturales. Y que en ellas relatan las victorias del personaje que las posee.
¿Cómo planteaste la interpretación de la pieza?
Imaginé la pieza como un collar que a través del grabado hablara del orgullo que le tengo a la zona donde nací y dejarlo como legado para futuras sociedades ya que día a día voy viendo que este maravilloso lugar se va deteriorando con la contaminación del planeta.
«En mis diseños se refleja el ambiente que me rodea: Grandes árboles, caudalosos ríos y vastas lagunas, hermosas flores tropicales y una tradición indígena de talladores de hueso»
¿Qué buscas transmitir con tu trabajo?
Belleza y admiración por los materiales naturales. Belleza y admiración por los trabajos artesanales. Y que con el mensaje que lleva grabado sea una razón para conservar nuestro planeta.
¿Por qué es importante el proyecto Denísova?
Por la motivación a la investigación de un tema tan interesante como ha sido para mí la evolución humana y la joyería en conjunto.
¿Cuánto de ti, y cuánto de la pieza original, hay en la creación que has presentado para el Proyecto?
Cuando veo la pieza, me cautiva por la relación de hueso y plata, veo que puedo realizarla además en tiempo de pandemia donde conseguir materiales es muy complicado. La pieza cuyo uso es de una diadema la veo inmediatamente como un collar con tallas de hueso y madera.
Creo que he conseguido entender la esencia de la pieza, de compenetrarme con la joya original con todo su simbolismo y poder, puesto que el collar que yo realizo está cubierto de lo mismo. Los materiales originales son caparazón de tortuga marina, conchas de mar y estas son amarradas con fibras trenzadas de coco para formar la diadema. Yo la reinterpreto con madera de pimienta, hueso de res y la amarro con cintas de seda y le agrego separadores de plata que asemejan la quilla del caparazón de una tortuga local llamada Guao.
La intención de estas coronas era glorificar a caudillos, guerreros y bailarines. Mi intención en esta pieza era dejar un legado a futuras generaciones de la belleza cautivadora de mi Estado. Sus grandes ríos como el Usumacinta, los arboles sagrados de los mayas: Las Ceibas y una gran fauna de aves entre ellas las garzas. Todo esto para que lo conserven y puedan seguir disfrutando de tan hermosa naturaleza. Por eso le llamo GRAN’T, que significa Selva en lengua chontal de los indígenas de Tabasco.
«Es cierto que el público quiere diferenciación y originalidad pero cuesta que entiendan que los costes son diferentes: no es lo mismo una lámina de imprenta que un cuadro realizado por un pintor»
¿Se ha alejado mucho el trabajo para Denisova del tipo de joyería que realizas habitualmente?
Realmente no se ha alejado de mi trabajo puesto que el inicio de mi carrera como joyera se basó en la talla de hueso, algo muy bien trabajado por los artesanos locales con los que trabajo. Y son precisamente estos huesos tallados los que yo enmarco en sus soportes de plata.
Amo el trabajo de transformar lo que veo a mi alrededor y cualquier objeto es susceptible de ser tallado y sin duda mis preferidos son la madera y el hueso justo porque sus colores naturales se contraponen y me permiten combinaciones increíbles que se compensan con la plata, por lo que la pieza que he creado para el Proyecto Denísova entra dentro de mi línea de desarrollo artístico. Aquí quiero resaltar que las 11 piezas de mi collar, son totalmente talladas y pulidas a mano con la única ayuda de un motor de mano.
¿Has percibido un mayor acercamiento en los últimos tiempos a la joyería de autor, por parte del público final?
En mi caso personal mis clientes vienen a comprar mis diseños por su originalidad y diferenciación con respecto a lo que encuentran en el mercado de productos hechos en serie, sin embargo, al tratarse de piezas únicas y con un proceso de elaboración manual, es más largo y costoso lo que hace que las piezas tengan un precio más elevado que lo que se puede encontrar de serie en las tiendas por eso cuesta también más trabajo colocarlas en el mercado.
Es cierto que el público quiere diferenciación y originalidad pero cuesta que entiendan que los costes son diferentes: no es lo mismo una lámina de imprenta que un cuadro realizado por un pintor, pues con las joyas de autor debe entenderse la misma relación. Creo que vamos por el buen camino pero falta todavía cultura de lo hecho a mano.
SOBRE LA AUTORA
Creativa de nacimiento, joyera por decisión. Mis primeros pasos en el mundo de la joyería empiezan en las aulas de la Universidad Panamericana de Texas para luego involucrarme de lleno en ella con los cursos de fabricación y producción a la cera perdida con Raúl Ibarra y José Manuel Calvo.
Buscando siempre el crecimiento, abro mi taller que con el paso de unos años se consolida y me permite lanzar mi propia marca: Joyería Cristina Fernández.
En mis diseños se refleja el ambiente que me rodea: Grandes árboles, caudalosos ríos y vastas lagunas, hermosas flores tropicales y una tradición indígena de talladores de hueso.
Para conocer más de Ana Cristina
www.joyeriacristinafernandez.com