El trasvase cultural entre Oriente y Occidente en la joyería que se dio a través de intercambios comerciales o regalos de diplomáticos a través de la diferentes dominaciones europeas en India a partir del siglo XVI ha influido en las maneras de entender la joya.
Y aunque cada una de ellas son ejemplo de una gran preservación de su carácter, en el avance del S.XVIII las piezas indias, cada vez de manera más frecuente, irán asumiendo más características técnicas y ornamentales europeas. En este artículo veremos algunos ejemplos de ello.
En los siglos XVI y XVII, época a la que pertenece este colgante con forma de tritón, de origen mogol, en Europa en este momento del S. XVI, se estaban realizando joyas muy complejas. Un gran testimonio de este tipo de joyería del renacimiento europeo está recogido en los inventarios de joyas de Ana de Baviera.
El duque Albrecht V de Baviera, fundador de lo que es en la actualidad la Biblioteca Estatal de esa región, donde está depositado el documento, lo encargó en el año 1552. Se trata de un inventario donde se recogen las joyas del duque y su esposa, perteneciente a la dinastía de los Habsburgo e hija del Emperador Fernando I. El trabajo contiene 110 impresionantes dibujos realizados por el pintor de la corte de Múnich, Hans Mielich (1516-1573), como podemos ver en estas fotografías de los diseños extraídas del documento histórico:
Se trata de piezas de joyería que se caracterizaban, por ser muy abigarradas y con gran profusión en el uso de material gemológico con diseños geométricos, en cuanto a lo que se refiera al diseño general, como a la colocación de las piedras, y por supuesto destacan en su trasera por su maravilloso trabajo de esmaltes, de gran colorido.
Estas piezas llegarían a la corte mogola (S.XVI-XIX) a través de los gobernantes como regalos diplomáticos.
En esta miniatura vemos al gran emperador mogol Jahangir (r. 1605-1627), que sabemos por las diferentes fuentes que se sentía atraído especialmente por el arte, el diseño, la tecnología y la joyería europeas, junto con Shah Abbas I de Persia, donde en el primer término de la escena, se representa una mesa con diferentes objetos preciosos de uso doméstico de origen europeos, que se exhiben frente a los dos gobernantes.
Así, vemos una jarra estilísticamente de origen europeo y más específicamente con elementos decorativos manieristas, y una escultura de orfebrería que representa a Diana y el ciervo, en las manos el cortesano Khan Alam, embajador en la corte iraní, que también sostiene, con la otra, un halcón. Esta escultura de Diana y el ciervo es probablemente un autómata realizado en plata dorada, similar a los realizados por el orfebre alemán Joachim Friess (1579–1620).
Estos autómatas eran realizados de forma muy precisa, con minuciosos detalles para que se movieran con un mecanismo similar al de la relojería y solían ser presentes muy valiosos entre las cortes, que hacían las delicias de sus destinatarios.
Las llamativas esmeraldas de color verde oscuro que podemos ver en la miniatura anterior fueron muy codiciadas por los emperadores mogoles. Comercializadas por los españoles y procedentes de Colombia, estas gemas arribaban al puerto portugués de Goa, en la India, desde donde pasaban a la Corte.
El color verde era sagrado para los musulmanes –se le denomina como el color del paraíso— y, por tanto, las esmeraldas eran muy apreciadas ocupando un lugar muy especial en los tesoros y joyas de adorno personal de los emperadores mogoles.
Diamantes de Golconda y Tavernier
Los diamantes que decoraban estos objetos procedían de los cauces de los ríos y de las minas de Golconda en Hyderabad, y más tarde eran tallados y comercializados en diferentes ciudades del país.
Cabe destacar en este trasiego de objetos entre Europa y la India la irrupción del viajero francés Jean-Baptiste Tavernier (1605-1689), entre los años 1661 y 1666, quien se llevó consigo joyas europeas decoradas con estas traseras esmaltadas, a modo de las que veíamos en el inventario de joyas de Ana de Baviera y que luego usaría para negociar la compra de grandes diamantes procedentes de las minas de Golconda, que circularon posteriormente por Europa.
Esta interacción entre la India y Europa se dio a través de puertos como Goa, donde los portugueses, antes del establecimiento del imperio mogol en el año 1526, ya habían establecido sus núcleos comerciales, y donde a través de la joyería queda patente esta interacción entre continentes.
Este colgante con forma de Tritón, que estuvo entre las piezas más preciadas de origen mogol de la colección del jeque Sheikh Hamadbin Abdullah Al-Thani, fue vendido junto con la mayoría de la colección de piezas pertenecientes a los Maharajas en la sala de subastas Christie´s en su sede de nueva York en el año 2019.
La pieza representa esta interacción entre la joyería de Oriente y Occidente, donde las joyas de adorno personal son un claro ejemplo de ello, tanto en lo que se refiere a técnicas constructivas y ornamentales, como ser muestra del estatus personal de quien lo lleva.
De este modo vemos como tanto esta, como la pieza en la imagen del principio, cuentan con similar misma inspiración y técnicas de ejecución muy parecidas.
Ambas piezas están configuradas a partir de una perla berrueca, donde se irá componiendo el cuerpo de un “animal-hombre” fantástico. Uno probablemente haga referencia a una deidad india como corresponde a su ámbito cultural y, el otro, el atesorado en Florencia, tiene que ver con los monstruos y animales fantásticos de las culturas mitológicas de Grecia y Roma.
Trasvase cultural entre ambos mundos
Si vamos a las formas constructivas de cada una de ellas vemos como presentan puntos en común que devienen de este intercambio cultural. La cara y las articulaciones, del tritón de la colección Al Thani se configuran mediante una técnica propia e íntimamente unida a la joyería india llamada Kundan, que es la configuración de dibujos en la pieza de joyería, mediante la incrustación de gemas y que señalan su carácter mogol.
En la pieza europea vemos la misma idea de pieza para adorno de cuello o pecho, gestándose su cuerpo a partir de la misma perla berrueca donde las articulaciones y parte de los adornos del sombrero se hacen mediante festones de rubíes y esmeraldas.
Diferente, pero que trata de alguna manera emular la técnica de dibujo mediante gemas de los artesanos indios. Destacan de esta piezas la decoración de la trasera con una maravillosa paleta de color que se consigue a través del esmalte.
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