Los productos falsificados y pirateados representan más de 83.000 millones de euros de ingresos perdidos al año en sectores clave de la economía de la Unión Europea, entre ellos la joyería y la relojería, así como cerca de 670 .000 puestos de trabajo perdidos.
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Se trata de una lacra que también cuesta a las arcas públicas europeas hasta 15. 000 millones de euros en ingresos cada año, que repercuten sobre cada ciudadano.
Son datos de 2020, un año extraño marcado por la pandemia en el que se redujeron las incautaciones de productos falsificados en un 13% pero sólo, como advierten desde la EUIPO -la Oficina Europea de Defensa de la Propiedad Intelectual- por el tráfico masivo de bienes mediante envíos más pequeños de lo habitual: A través de mensajería y envíos postales B2C, directamente desde el productor al consumidor.
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Una tendencia al alza que hace mucho más difícil para las autoridades de Aduanas procesar todos los pequeños envíos que llegan a nuestro país.
La EUIPOL también alerta sobre el alza de los pseudoinfluencers en redes sociales. Una suerte de ‘mercenarios’ al servicio de la falsificación que, respaldados por sus miles de seguidores en redes y financiados por los fabricantes de productos copiados, se dirigen a sus fans más jóvenes con el ‘gancho’ de precios más bajos y ofertas engañosas.