El Instituto Gemológico de América (GIA) ha detectado piedras sintéticas, imitaciones y tratamientos no notificados en un paquete con cinco gemas azules en bruto, enviadas como si fueran zafiros naturales para su identificación e informe de origen.
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Según nos explican en un comunicado, las dos piedras más grandes revelaron líneas de pulido en la superficie, así como burbujas de gas y marcas de flujo asociadas con la coloración azul cuando se examinaron bajo un microscopio. Las observaciones llevaron a la GIA a estimar que era una imitación realizada con vidrio y diseñada para parecerse a la piedra real.
Un par más complicado
En el caso de los otros dos zafiros recibidos las irregularidades fueron más difíciles de discernir. Las piedras de 9,17 y 6,21 quilates tenían superficies recubiertas de resina que se asemejaban a una matriz compuesta de materiales comúnmente vistos en el corindón en bruto natural.
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Además, ambos contenían materiales marrones atrapados dentro de cavidades que se parecían a las manchas de óxido de hierro, también normales para un zafiro en bruto. Sin embargo, la resina se derritió con el toque de un puntero caliente y se podían ver burbujas de gas en el interior a través de una pequeña área transparente. Después de realizar más pruebas, el GIA determinó que ambos eran zafiros creados en laboratorio.
La última pieza en bruto del paquete, una piedra de 8,46 quilates, tenía una superficie escarchada que dificultaba ver el interior, pero el GIA observó algunas huellas dactilares de aspecto natural y bandas fuertes y rectas de color azul tinta. El laboratorio confirmó que la piedra era un zafiro natural de Madagascar pero que había sido tratado térmicamente.
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“Se trata de un estudio interesante sobre cómo los sintéticos y las imitaciones se pueden mezclar con sus contrapartes naturales para tergiversar un paquete”, explica la GIA. “Sin embargo, un examen cuidadoso y las pruebas gemológicas estándar suelen ser suficientes para identificarlos correctamente”.