El comercio minorista en Estados Unidos sigue progresivamente aumentando en sus escaparates la presencia de joyería con diamantes creados en laboratorio. De hecho, frente al 10% que aseguraba contar con este producto hace cinco años, la cifra de tiendas que dice tenerlos roza ya el 32%; más del triple. Son los resultados de un sondeo por la revista americana Instore tras consultar a 600 joyeros en EE.UU y Canadá.
Más de la mitad de los joyeros consultados (56%) tiene claro que ambos tipos de diamantes son igual de “buenos” en cuanto a sus características físicas y ópticas aunque bien es cierto que si hablamos de ‘simbolismo’, son más (69%) los que opinan que en ese aspecto el natural no tiene competencia.
Los argumentos de venta y las motivaciones del cliente que acude a comprarlos se mantienen respecto a consultas anteriores: Más ‘piedra’ por el mismo precio frente al diamante natural, junto a las preocupaciones ambientales y sociales son también los motivos por los que los usuarios se decantan por esa opción sintética.
Información y preocupación por los precios
Eso sí, los joyeros también advierten que les “preocupa” que a menudo tanto los clientes, como el propio personal de ventas, aún carecen de información suficiente sobre este producto. Una realidad a la que se une la “falta de certificados” de muchas de las piedras que les llegan, lo que les obliga a “invertir” en dispositivos de test.
Entre las principales reticencias para quienes venden e incluso para quienes aún no lo hacen está la cuestión de los precios. A los joyeros les preocupa invertir en un stock que pueda perder un valor significativo en muy poco tiempo. En lo que casi todos coinciden es que se trata del ‘producto de moda’ actualmente en la industria joyera y muchos están a la expectativa de su evolución para ‘subirse al carro’.