El Proceso de Kimberley, seriamente tocado. La organización creada en el año 2000 para eliminar de la cadena de suministro los ‘diamantes de sangre’ procedentes de algunos países africanos, escenifica su inoperancia tras unas informaciones que acaba de desvelar la agencia Reuters.
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Si ya en 2019, antes de la pandemia, su última Asamblea General no encontró consenso para ampliar la definición de diamantes de conflicto que precisamente se demandaba desde la propia industria, ahora acabamos de conocer que Rusia ha torpedeado una propuesta respaldada por varios países de Occidente para discutir en la próxima asamblea si sus diamantes están financiando la guerra contra Ucrania y son, por lo tanto, de ‘conflicto’.
Este movimiento se produce justo antes de la reunión internacional del Proceso Kimberley que se celebra esta semana en Botswana y después de que varios países, encabezados por EE.UU, la Unión Europea, Canadá, Australia o Reino Unido, hayan pedido que en el orden del día se debata una definición que incluya también a los ‘Estados’ como productores de ‘diamantes de sangre’.
Hay que recordar que la definición oficial de ‘diamantes de sangre’ incluye únicamente a: “grupos rebeldes que intentan derrocar a un Gobierno legítimo empleando los diamantes como fuente de financiación para sus propósitos”.
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Pero el Ejecutivo de Vladimir Putin tiene derecho a veto ante cualquier propuesta y, para evitar aparecer sola en el retrato de la oposición, ha tirado del apoyo de países vasallos como Bielorrusia, República Centroafricana, Kirguistán o Mali. Así que todo apunta a que la reunión de esta semana permanecerá, como siempre, sin avances.
“La inacción socavaría la credibilidad y la integridad del Proceso de Kimberley no solo como mecanismo de prevención de conflictos sino también como mecanismo de regulación del comercio”, aseguran fuentes de la Unión Europea citadas por Reuters.
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