Un estudio publicado por investigadores de la Universidad Aalto de Helsinki afirma haber logrado separar el oro del mineral empleando cloruro de sodio (básicamente sal de mesa), en lugar de cianuro o mercurio, que son los métodos más habituales —y tóxicos— de amalgamar el metal precioso.
Aunque el empleo de mercurio está prohibido en gran parte de los países productores su uso aún se extiende ampliamente en la minería artesanal. Pero el caso del cianuro es diferente y se emplea en grandes cantidades en la minería industrial del oro y pocos países (Unión Europea, EE.UU, Argentina o Turquía) cuentan con regulaciones al respecto.
Los investigadores fineses describen una alternativa a gran escala y no tóxica al cianuro: “Con nuestro proceso, la cantidad de oro que hemos podido recuperar usando cloruro ha sido del 84%” asegura Ivan Korolev, autor principal del informe.
“Comenzamos con una recuperación de alrededor del 9%, pero luego creció al 25%, y pronto llegamos al 70%; a veces incluso logramos cerca del 95%”. “Creo que aún podemos aumentar el rendimiento con nuestra tecnología. Quizás no podamos alcanzar el 100%, pero creo que podemos alcanzar la marca del 90% o más” apunta el responsable del informe.
No obstante esos son los resultados de este estudio concreto. La recuperación de oro y plata con cianuro en la actualidad es mucho mayor: El cianuro permite recuperar más de un 97% del oro, frente al 60% que permitía la extracción con mercurio, de ahí su uso masivo. Tampoco conocemos la complejidad técnica que supone este proceso por lo que su empleo se antoja difícil, a medio plazo.
¿Cómo se usa el cianuro en la minería?
La solución de cianuro de sodio se usa comúnmente para lixiviar (disolver) el oro del mineral en el que se extrae. Hay dos tipos:
Lixiviación en pilas: Al aire libre, la solución de cianuro se rocía sobre montones de mineral triturado esparcidos sobre plataformas de recolección. El cianuro disuelve el oro del mineral en la solución a medida que fluye por el montón. La plataforma recoge la solución ahora impregnada de metal que se quita de oro y se vuelve a rociar en el montón hasta que se agota el mineral.
Lixiviación en tina (o tanque): el mineral se mezcla con una solución de cianuro en tanques grandes. Aunque las posibilidades de derrames son menores porque el proceso de lixiviación está más controlado, los desechos resultantes, conocidos como relaves, se almacenan detrás de grandes presas (depósitos de relaves) que pueden fallar catastróficamente y de hecho lo hacen:
Rumanía, Mina Aural Gold. En el año 2000 se rompió una presa derramando 350.000 metros cúbicos de desechos contaminados con cianuro en los ríos Tisza y Danubio, matando fauna y envenenando los suministros de agua hasta 600 kilómetros río abajo, en Hungría y Yugoslavia.
Se le considera el mayor desastre medioambiental en Europa desde Chernóbil.